Debo confesar que soy amante de las realidades más contradictorias, un fiel servidor de mis pensamientos. Mi trabajo es portador de blancos y negros en mi paleta de colores a menudo esmaltada. Consciente de que mis manos son las diseñadoras de los misterios que llaman a mi puerta cada día, hago míos esos misterios, los encierro en mis lienzos y los visto con pintura, por si otros desean mirarlos o incluso admirarlos.
Debo confesar que soy amante de las realidades más contradictorias, un fiel servidor de mis pensamientos. Mi trabajo es portador de blancos y negros en mi paleta de colores a menudo esmaltada. Consciente de que mis manos son las diseñadoras de los misterios que llaman a mi puerta cada día, hago míos esos misterios, los encierro en mis lienzos y los visto con pintura, por si otros desean mirarlos o incluso admirarlos.