El arte representacional es importante, en primer lugar, porque proporciona un estándar por el cual se puede juzgar el mérito artístico. Por ejemplo, un retrato puede evaluarse en función de la semejanza que transmite del modelo; un paisaje puede valorarse según su similitud con una escena particular; y una escena callejera puede compararse con la vida real; una pintura de una escena oscura puede juzgarse por cómo representa la luz y la sombra, entre otras cosas.
En segundo lugar, el arte representacional es un fundamento importante para todas las artes visuales, porque depende de la destreza del artista en el dibujo, la perspectiva, el uso del color/tono, la representación de la luz y la composición general: habilidades que subyacen en numerosas formas de arte visual. Además, estas habilidades objetivas pueden enseñarse a los estudiantes en beneficio de todos, especialmente porque dicha educación puede preservar y mejorar los métodos artísticos.
En tercer lugar, debido a que las imágenes representacionales son fácilmente reconocibles y, por lo tanto, apreciables, ayudan a hacer el arte accesible al público en general. En contraste, las obras abstractas o no representacionales pueden requerir un conocimiento considerable por parte del espectador antes de que puedan ser "verdaderamente" entendidas. Este requisito a menudo actúa como una "barrera" lamentable entre los artistas y el público.
La pintura representacional desempeña un papel insustituible en la creación, evaluación y disfrute del arte fino, y debe ser fuertemente promovida por individuos y organismos responsables. Con un énfasis en el realismo, el arte de paisajes representacionales retrata escenarios familiares que encapsulan el espíritu del mundo natural. Desde los antecedentes históricos en las pinturas murales, este género se desarrolló en un tema destacado durante el Renacimiento, que enfatizaba la belleza y la variedad de estados de ánimo presentes en la naturaleza. Este tipo de arte es atractivo porque puede transportar a los espectadores a los lugares que se retratan, proporcionándoles una escapada visual a entornos bucólicos, montañas salvajes o valles tranquilos. Para mejorar el efecto emocional de sus escenas, los artistas utilizan la luz, las sombras y el color para representar diferentes momentos del día y condiciones climáticas.
Los artistas de la Edad de Oro holandesa, como Aelbert Cuyp y Jacob van Ruisdael, idearon métodos centrados en la luz y la atmósfera en el siglo XVII para sugerir profundidad. Más tarde, artistas románticos ingleses como John Constable y J.M.W. Turner destacaron las cualidades majestuosas de la naturaleza, incluyendo sus propias respuestas al paisaje en sus pinturas. La pintura de paisajes representacionales sigue evolucionando hoy en día, abordando frecuentemente temas modernos como la sostenibilidad. Pintores contemporáneos que enfatizan la fragilidad y belleza de los paisajes naturales, como Peter Doig y April Gornik, combinan técnicas clásicas con perspectivas contemporáneas. Con su representación del entorno natural, este género sigue siendo una forma esencial de expresión artística, proporcionando consuelo e inspiración.